Un concepto de la política criminal contemporánea
Por Juan Félix Marteau
Publicado en Revista Ergo, año 3, N ° 17. Octubre 2010.
A las 8:46 del templado martes 11 de septiembre de 2001, cuando el Boeing 767 de American Airlines chocaba contra la Torre Norte del World Trade Center en la ciudad de Nueva York, no solo comenzaba un consumarse una tragedia que dejaría millas de muertos en territorio americano , sino también se condensaba el nacimiento de un nuevo paradigma orientado a echar luz sobre la confusa existencia de una insurgencia global, casi invisible, pero apta para penetrar los sistemas de seguridad y defensa más sofisticados del planeta.
El término red terrorista se convertirá entonces en un concepto clave de las investigaciones sobre el fenómeno criminal, llegando incluso a introducirse en la importante reforma legal que se desataba a lo largo del mundo, cuando los países debieron incorporar a sus legislaciones nacionales específicas para castigar los actos de terrorismo y, más específicamente, la compleja cadena de financiamiento que hicieron posible.
¿Qué ámbito de la realidad es la red terrorista ? o más específicamente, ¿Qué significado específico posee la noción de red operativa (suponiendo que este puede ser una traducción posible para la red ) en el campo criminal? Para acercarnos a las respuestas adecuadas, propongo considerar los siguientes aspectos:
1. En un sentido literal, una roja es un aparejo tejido de hilos, cuerdas o alambres tramados en forma de malla. En un sentido criminológico, una red (en inglés, porque así lo utilizamos técnicamente) sería esencialmente una trama que conecta una serie de nodos dispersos, pudiendo ser estos puntos nodales individuales, grupos o instituciones referenciados en función de diversas necesidades, objetivos e intereses. En un libro pionero, coordinado por Arquilla y Ronfeld, Redes y redes: el futuro del terror, el crimen y la militancia , Phil Williams utiliza el término networkpara referirse a una forma de organización criminal que resulta, a la vez, “persuasiva e intangible, identificable e invisible, extendida en todos los lados y situada aquí mismo” (Williams: 2001: 61-97).
2. Entre los años sesenta y setenta, los estudios criminológicos tradicionales que se han orientado a investigar el crimen organizado, en particular la mafia italiana, identificaban estructuras delictivas jerárquicas y piramidales, con un centro determinado de tomas de decisiones y una notoria división de tareas en el cumplimiento de los objetivos ilícitos. Las investigaciones actuales, inspiradas muchas de ellas en la compleja organización que había puesto a funcionar Osama Bin Laden y Ayman al Zawahiri bajo el nombre de Al Qaeda, que muestra una red criminal tiene la capacidad de vivir tanto fuera como dentro de una estructura jerárquica, así como de conectar una estructura formal y piramidal con actividades informales y amorfas en su conformación a los efectos de ganar en eficacia y dinamismo.
3. Una red criminal traduce la idea de que una organización criminal opera valiendo del fácil y rápido flujo de cosas, personas y, sobre todo, de información, haciendo porosas las fronteras culturales, geográficas y políticas que fueron concebidas en la sociedad mundializada. En un medioambiente que facilita el nomadismo, una redarticulación criminal, aunque sea de manera inestable, individuos o grupos que tienen actividades ilícitas con otros que actúan de acuerdo a la ley. Un buen ejemplo de ello fue la significativa red transfronteriza de organizaciones de caridad religiosa propia del mundo islámico que funciona como una sorprendente y decisiva fuente de financiamiento para grupos insurgentes radicalizados, aunque el contribuyente inicial ignora por completo no solo su sistema habitual de remisión de fondos, el hawala , haya sido distorsionado y que su donación habitual, el zakat , terminase en manos de terroristas deseos de manifestar su enemistad de la vida occidental.
4. Es importante considerar que en una organización criminal que actúa a través de un sistema de red a menudo se encuentran, según su extensión, nodos principales o centrales y nodos secundarios o periféricos de acuerdo al grado de influencia que plantean para tomar decisiones y definir intereses en orden al tipo de actividad criminal desarrollada (Williams: 2001). El caso de Al Qaeda sigue siendo un caso de estudio interesante. Tres años después de su fundación en 1988 y ya instalado Ben Laden en Sudán esta red criminal construyó el nodo principal de la organización a través de un notable conjunto de negocios y empresas que le permitieron adquirir equipamiento de combate y entrenamiento militar para insurgentes afectados de conformar nodos secundarios en otras jurisdicciones.jihad global contra los países afectados infieles ( Comisión Nacional de Ataques Terroristas contra los Estados Unidos).
5. Por último, una red criminal tiene buenas condiciones, debido a la flexibilidad y adaptabilidad de sus conexiones, para gestar alianzas estratégicas con individuos o grupos que no están seguros se integran como un nuevo nodo de la organización. La sociedad global ha demostrado compromisos entre terroristas fuertemente ideologizados y grupos cuyos objetivos eran muy otros. Sólo la comprensión del funcionamiento operativo de una red criminal, con sus múltiples facetas, puede explicar cómo los fondos –y las armas- indicadas para disminuir la influencia de los nuevos terroristas de Al Qaeda terminados en manos de sus principales aliados, los Talibanes. De la misma manera, permite comprender cómo el terrorismo logró las ventajas operativas del control del cultivo de amapolas y de las rutas del contrabando en Afganistán,
Por lo dicho, el nuevo siglo, con la formidable lógica que propone el acceso a la información y el intercambio de bienes y personas a nivel global, ha puesto en evidencia que las actividades criminales con algún grado determinado de complejidad han detectado formas asociativas que han reorganizado las relaciones de mando y obediencia que son propias de un cartel o una empresa delictiva tradicional y han alterado la propia cultura criminal basada en la clandestinidad, el anonimato y la reserva.
El diseño y la puesta en práctica de una política criminal eficaz para prevenir y reprimir las redes operativas criminales deben incorporar nuevos instrumentos técnicos que den cuenta de las particularidades de este fenómeno. El sociograma, un dispositivo diseñado hace varias décadas para graficar las relaciones posibles de un grupo de personas en un contexto socioambiental determinado, ha sido perfeccionado gracias al avance de la informática y permite diagramar, con un nivel de precisión aceptable, las conexiones entre Los diferentes nodos que componen una red operativa criminal. Ello permite desarrollar estrategias más activas acerca de cómo manejar las instancias de criminalización contra un grupo criminal que puede realizar metamorfosis rápidas en su conformación y prácticas delictivas.
Una estrategia política criminal basada en la comprensión del funcionamiento de la red criminal ha logrado resultados en tener cuenta, en especial, contra las organizaciones criminales que mueven importantes activos de manera transfronteriza. Detectar el nodo criminal que se ocupa del lavado de dinero o la financiación del terrorismo ha logrado debilitar al grupo y limitar su acción dañosa.
Cabe tener en cuenta, por último, que el concepto de red criminal ha tenido recientemente en nuestra legislación penal. Luego, un complejo y algo traumático proceso de estandarización jurídica, la República Argentina terminó en 2007 por incorporar el Código Penal Argentino la figura de la asociación ilícita terrorista que ordena castigar con cinco a veinte años de prisión a quien tomare parte de un grupo de dos o más personas cuyo propósito sea el mar, a través de acciones delictivas diversas, aterrorizar a la población u obligar a un gobierno o una organización internacional a realizar o se abstenga de realizar un acto específico (Art. 213 ter) Esta fórmula genérica es complementaria por tres incisos que presentan los caracteres que deben concurrir afectados para que este delito pueda llegar a configurarse: en primer lugar, es necesario que el grupo criminal tenga un plan de acción destinado a la propagación del odio étnico, religioso o político; en segundo lugar, que esté organizado en redes operativas internacionales; por último, que disponga de armas de guerra, explosivos, agentes químicos o bacteriológicos o cualquier otro medio idóneo para poner en peligro la vida o la integridad de un número indeterminado de personas.
Si bien el encapsulamiento jurídico de la cuestión terrorista que realizó el legislador argentino tiene un sentido político y, además, puede cuestionar el excesivo conjunto de requisitos que requiere para que el delito pueda criminalizarse, lo cierto es que la referencia a la asociación ilícitamente esté organizada en redes operativas internacionale s denota el entendimiento de la realidad de las organizaciones criminales actuales que cada vez se ven menos a una estructura para-estatal o un organismo semi-empresarial en las que un jefe imparte mandatos a sus subordinados.
Los aspectos mencionados sumariamente arriba son solo una mención de la importante transformación que ha tenido la criminalidad de grupos y una referencia a los desafíos que la política criminal tiene para lograr mayor eficacia en su acción contra el grupo que tienen mucho daño social e individual.